Ajorca de mis latidos
—El clave bien temperado. Libro II—
—El clave bien temperado. Libro II—
El ocaso, un arroyo de rubí, se filtra en la
pradera donde se duerme el universo.
Como una caricia de luna, tus manos humedecen el
horno de mis sienes, y la frescura de tus dedos alivia mi tragedia.
El reloj de la vida transcurre con trasparencia exacta,
pasea con la calma de la pantera cuya presa pace o duerme descuidada. Nada nos
turbe, nada nos espante.
Quiero que seas sustancia de mi tiempo, ajorca de
mis latidos. Sólo soy brizna de un segundo sobre la cubierta sin quicios del
tiempo. Eres el regazo donde se acunan sonrisas y amor, lágrimas y duelos, caricias
y besos, egoísmos y asperezas…