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El Clave bien temperado

Parte 5. El clave bien Temperado. Libro I. 6


Aunque esté solo, sé que estás conmigo
—El clave bien Temperado. Libro I—

Enemigos, sedientos de mi felicidad,
persiguen el suspiro de mi sombra
que se ha lanzado en pos de tu sendero,
perros resquebrajando el alba con su aullido.
Mi corazón, antílope asustado,
se abalanza, se fuga sin pupilas.
El poder de tu brazo me consuela;
ni me importa la bruma de la tarde,
ni la lluvia cayendo por mi rostro:
sé que no estoy perdido ni estoy solo,
sé que cuento contigo:
las palmas de tus manos me sostienen...
Aunque esté solo, sé que estás conmigo.

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).