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El Clave bien temperado

Parte 7. El arte de la fuga. 18


Cuando amanezca construiremos danzas
—El Arte de la fuga—

Cuando amanezca construiremos danzas
elevaremos nuestros corazones,
macerados en luz melancolía,
a las mágicas sendas del arrobo,
donde la cima blande luz de estrellas.
Y soñaremos que el dolor y la muerte,
la soledad y la angustia,
el miedo y el duelo
se han escapado allá, han huido lejos.
Sólo somos los dos sobre la aurora,
abrazados: aliento junto a aliento
en esta melodía del amor,
de amor sediento y solo...

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).