Lectores

El Clave bien temperado

Parte 5. El clave bien Temperado. Libro I. 20


Danza
—El clave bien Temperado. Libro I—

Saltemos como niños en mitad de la pradera
o en medio de la playa,
y al infinito alcemos nuestros rostros.
Las caricias del sol calentarán la vida.
Nos tumbaremos en el prado eterno,
y veremos crecer las briznas de la yerba.
El río fluye caudaloso y denso,
sonrisa transparente.
La vida avanza y crece
como el ardor enciende a cada enamorado
y lo cobija dentro de la piel
escudo ante la muerte.
Sólo resta que mis cansadas manos
se enlacen a las tuyas,
construidas en entraña y danza.

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).