Lectores

El Clave bien temperado

Parte 6. El clave bien Temperado. Libro II. 10


Como rayo que no cesa
—El clave bien temperado. Libro II—

Por más preguntas que me traiga el viento,
por más sonidos que las aves lancen,
por más que todo quiera confundirme,
distinguiré tus pasos de diamantes
del correr de cristal del arroyuelo.
Estoy feliz. Estoy tranquilo, en paz.
No quiero un sentimiento pasajero,
fugaz rayo de tormenta,
ni busco un sentimiento tan liviano,
que se escape como agua entre los dedos.
Mi corazón se aburre con lo efímero,
traza bostezos como niebla,
ante cimientos de aire y de perfume.
Anhelo un sentimiento duradero,
como rayo que no cesa.

ORLA

“Su espíritu estaba tan embebido, acaparado por su arte que, a veces yo tenía la sensación de que no nos veía, ni nos oía, como si no existiéramos, aunque nunca dejaba de tratarnos con bondad. Pasaba unos momentos horribles cuando le veía sentado en su sillón, rodeado por mí y por nuestros hijos, entregados a nuestras ocupaciones y sin embargo, presentía que estaba solo por encima de nosotros; junto a nosotros y, no obstante, solo, como abandonado. (…). Los grandes son siempre solitarios, por eso son grandes y están emparentados con el Altísimo.”

(“La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach”).